Como ya hemos dicho, las Perseidas provienen del cometa Swift-Tuttle. Este cometa fue descubierto por Lewis Swift el 16 de julio de 1862 y por Horace Parnell Tuttle el 19 de julio del mismo año.
Su órbita alrededor del Sol tiene un período de 133 años, 135 días y 12 horas. Por lo tanto, si no eres de los afortunados que lo vio en 1992, probablemente no podrás verlo porque se prevé que vuelva a ser visible ¡en el 2125!
El Swift-Tuttle tiene un tamaño de 26 km de diámetro y, a su paso, deja un rastro de pequeños fragmentos de hielo y roca. Una vez al año, cuando el planeta Tierra atraviesa esta zona, los fragmentos (meteoroides) entran nuestra atmósfera (meteoro) y se deshacen, dejando la estela brillante a la que llamamos “estrella fugaz”.
Entonces, ¿por qué se llaman Perseidas? El nombre se debe a la constelación de Perseo ya que las estrellas fugaces parecen proceder de este punto del cielo. Es decir, Perseo es lo que denominamos “el radiante”. Sucede lo mismo con otras lluvias de estrellas, como las Leónidas (constelación de Leo).