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Carrito

Hace unos días volvimos a España después de pasar una semana increíble en Suecia con un grupo de clientes de AstroAfición. Fueron unos días agotadores, pero tremendamente reconfortantes.

En 2019, AstroAfición cumple 10 años. Y para celebrarlo nos hemos aliado con Pangea, la tienda de viajes más grande del mundo, en el que ha sido nuestro primer viaje astronómico. Y no podíamos estar más satisfechos. En tan solo dos semanas pusimos el cartel de completo y varios interesados se quedaron sin plaza. Pero no os preocupéis, tenemos muchos más viajes astronómicos preparados.

Dentro de poco regresemos a Suecia para vivir la magia de las auroras boreales. ¡Únete y vive una experiencia única!

Próximo viaje a la Laponia. ¡Yo también quiero ver auroras!

AstroAficionados en busca de auroras

Sin ellos no habría sido posible este viaje. Por supuesto. Ha sido un viaje fantástico, pero han sido estas 14 personas las que lo han convertido en una experiencia inolvidable.

Desde el primer día, las risas y el buen rollo han sido una constante. Pero con el paso de los días (y de las cervezas…) nos hemos convertido en una gran familia. A todos vosotros, muchas gracias por hacer posible esta aventura.

De paseo por Estocolmo, Suecia

Primera parada: Estocolmo. La capital de Suecia nos recibió con cielos despejados y temperaturas bajo cero, para ir aclimantándonos al frío.

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Llegada a Kiruna bajo un cielo limpio y despejado

La tarde libre nos permitió dar un paseo por esta pequeña ciudad y visitar algunos de sus edificios más emblemáticos, como el Ayuntamiento. De hecho, es aquí donde se celebran la ceremonia de entrega de los premios Nobel todos los años. La verdad es que Estocolmo es una ciudad muy agradable para pasear y recorrer sus calles, una pequeña joya escandinava.

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Ayuntamiento de Estocolmo, Suecia

Kiruna, puerta de entrada a la Laponia sueca

Al día siguiente volamos a Kiruna, la ciudad más septentrional de Suecia. 135 km por encima del círculo polar, Kiruna presume de ser uno de los destinos con mayor número de días despejados al año, algo fundamental para observar la aurora boreal. Pero esta pequeña localidad de 19.000 habitantes es una de las ciudades más curiosas que he conocido. Debido a la intensa actividad minera, la ciudad ha tenido que tomar la decisión de trasladar toda la ciudad 3 km hacia el Este. Este impresionante desafío arquitectónico hace que actualmente convivan edificaciones nuevas como el Ayuntamiento y casas antiguas en lados opuestos de la ciudad. Y es que en Kiruna se encuentra la mina de hierro más grande del mundo.

Además, 40 km al este se encuentra la sede de la agencia espacial sueca, desde donde se realizan lanzamientos espaciales. Aunque el centro no recibe visitas, sí que pudimos contemplar durante las excursiones, una de las gigantescas antenas de seguimiento de la ESA, perteneciente a la red ESTRACK.

Nadie quería decirlo muy alto, pero estaba claro que el cielo limpio y azul que nos acompañaba hacía presagiar una buena noche de observación de auroras boreales. Salimos del hotel a media tarde y nos dirigimos a nuestra primera excursión en busca de las luces del norte. Nos situamos en mitad de un lago helado, junto a un pequeño coliseo de hielo y una hoguera para entrar en calor. La aurora boreal no tardó en aparecer. Primero como una débil luz blanquecina hacia el norte y, poco a poco, como arcos verdosos que cubrían el cielo de este a oeste. Hacia unas pocas horas que habíamos aterrizado y ya estábamos cumpliendo el sueño de observar la aurora boreal.

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Foto de grupo bajo la aurora boreal

Abisko y la aurora boreal

Pero lo mejor estaba aún por llegar. Al día siguiente subimos a Abisko Sky Station, una estación de ski reconvertida en observatorio de auroras boreales. Después de la subida en telesilla, nos pusimos las botas con una exclusiva cena de comida tradicional sueca. Mientras tanto, los guías permanecían fuera para avisarnos si aparecían las luces del norte. Y así fue. No habíamos terminado de cenar y entraron a avisarnos de que estaban apareciendo fuertes auroras boreales. Nos vestimos y salimos fuera.

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Observando la aurora boreal en Suecia

El espectáculo fue impresionante. Unos días atrás se había producido una tormenta solar y las partículas cargadas procedentes del Sol nos dieron un espectáculo inolvidable. Arcos de color verdoso, líneas zigzagueantes y destellos rosáceos cubrieron el cielo. La gente gritaba: “¡mira, mira cómo se mueve!” Las luces no pararon de moverse y, poco a poco, se fueron acercando hasta situarse justo sobre nuestras cabezas. Destellos de luz con curiosas formas aparecían y desaparecían sobre nosotros, en lo que fue una de las noches de auroras boreales más impresionantes que he visto nunca.

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Aurora boreal vista desde Abisko, Suecia. AstroAfición

Motos de nieve, trineo de perros, bar de hielo y mucha diversión

Con la sensación de haber ayudado a cumplir los sueños de estos astroaficionados y con la alegría de haber vivido una de las mejores noches de auroras boreales posibles, disfrutamos del resto de la semana. Nos esperaban muchas más actividades todavía.

Por la mañana nos montamos en trineos de perros y disfrutamos del paisaje nevado. Fue una experiencia muy bonita a través de los árboles mientras caían algunos copos de nieve.

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Tour en trineo de perros

Por la noche nos subimos a motos de nieve y condujimos por un inmenso lago helado. Sin embargo, esta vez, las nubes decidieron acompañarnos. Así pues, nos centramos en disfrutar del paisaje y la experiencia. Después de una ruta en moto de nieve paramos para cenar al calor de la hoguera en una cabaña tradicional sueca. La verdad es que nos olvidamos por completo de las auroras y pasamos una divertida noche con nuestros guías, que tenían un toque vikingo muy llamativo.

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Excursión en motos de nieve en la laponia sueca

Pero cuando salimos de la cabaña para volver a nuestras motos, las nubes se volvieron muy tenues y nos dejaron ver por tercera noche el baile de las auroras boreales. Un momento muy bonito para poner final a un viaje lleno de emociones.

Auroras boreales desde el avión

Pero esa no sería la última vez que veríamos las luces del norte. Nuestro vuelo de vuelta salía de noche y sabíamos que quizá podríamos ver la aurora boreal desde el avión. Así, todos seleccionamos los asientos del lado derecho del avión, sabiendo que desde ahí podríamos mirar hacia el norte. Poco después de despegar, atravesamos la capa de nubes y comenzamos a ver un arco de luz verdosa sobre el ala del avión. Ahí estaba. La aurora boreal se despedía de nosotros, sabiendo quizá que pronto volvamos a encontrarnos…

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La aurora boreal vista desde el avión. Anastasia Sisoeva, viaje AstroAfición marzo 2019

Y es que ya estamos trabajando en los próximos viajes astronómicos. Estad atentos a las redes sociales o escribidnos un email si queréis que os avisemos de los siguientes viajes 😉

Próximo viaje a la Laponia. ¡Quiero ver auroras!

Roberto Bravo

Roberto Bravo

Astrónomo de afición y emprendedor de profesión. Paciencia, ganas y un puntito de locura han sido necesarias para desarrollar este proyecto desde sus inicios en 2009. Más de diez años después, continúo con aún más fuerza esta preciosa andadura.

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