La astronomía siempre ha planteado muchas cuestiones al ser humano. Hoy en día las respuestas están al alcance de cualquiera y, sin embargo, seguimos creyendo y dando por ciertas algunas cosas que no lo son. A continuación veremos algunos mitos y verdades en astronomía.
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ToggleEl día no dura 24 horas
Aunque no te lo creas, el día no dura 24 horas. Si viéramos la Tierra desde el espacio podríamos afirmar que da una vuelta sobre sí misma cada 23 horas y 56 minutos. Sin embargo, para un observador situado en la Tierra, el Sol tarda 24 horas en volver a alcanzar su máxima altura sobre el horizonte (culminación). Esta diferencia de periodos es una de las claves para entender los movimientos del cielo, ya que para ver una estrella en la misma posición que ayer deberemos mirar 23h 56min después. En este artículo te explicamos en detalle estas diferencias.
La Luna sí rota sobre sí misma
Pese a lo que mucha gente piensa, la Luna sí rota sobre sí misma. Pero, como ocurre con otros cuerpos del Sistema Solar, con el paso del tiempo, sus periodos de rotación y de traslación se han sincronizado, por lo que, desde la Tierra, siempre vemos la misma cara.
Este fenómenos provoca que haya una cara de la Luna que no se pueda ver desde la Tierra. Es lo que conocemos como la cara oculta. Pero no hay que confundirlo con que esta sea la cara “oscura”. De hecho, la Luna recibe la luz solar en toda su superficie, tanto en el lado que vemos como en el que no vemos. Hace tiempo te contamos más detalles sobre la cara oculta de la Luna y su rotación tan particular.
La Luna no da una vuelta cada 28 días
Al igual que ocurre con la rotación de la Tierra, el periodo de rotación de la Luna es una de las mentiras astronómicas más extendidas.
Si observásemos la Luna desde un punto alejado de nuestro planeta, veríamos como da una vuelta en 27 días y 7 horas (periodo sidéreo). Sin embargo, transcurrido ese tiempo, para un observador en la Tierra, la Luna no muestra su misma fase, puesto que el Sol no está iluminando su superficie de la misma forma. Esto ocurre debido a que la Tierra ha continuado girando alrededor del Sol durante este tiempo y la Luna aún debe avanzar un poco más para encontrarse de nuevo en línea con el Sol. Por tanto, el tiempo que debemos esperar para ver la Luna en la misma fase es de 29 días y 12 horas y se conoce como es el periodo sinódico. Y, en ningún caso, podemos decir que la Luna da una vuelta cada 28 días, ya que esto es solo la media entre su periodo sidéreo y sinódico.
Las estaciones no dependen de la distancia al Sol
La órbita de nuestro planeta no es circular, sino elíptica. Por tanto, la Tierra varía su distancia al Sol en 5.000.000 km, desde el punto más próximo al más alejado. Esto lleva a mucha gente a pensar que cuando estamos más cerca del Sol, este calienta más y es verano; y cuando estamos más alejados, invierno. Sin embargo, esta variación de distancia no es el motivo por el que se producen las estaciones. De hecho, cuando la Tierra se encuentra más alejada del Sol (afelio), es verano en el Hemisferio Norte.
En realidad, las estaciones ocurren debido a la inclinación del eje de rotación de nuestro planeta con respecto a su plano de traslación. Esta inclinación de 23,5º provoca que los rayos del Sol incidan con diferente ángulo a lo largo del año, lo que da lugar a las estaciones. En verano el Sol alcanza una altura mucho mayor en el cielo, por lo que sus rayos inciden más directamente sobre la superficie al mismo que permanece más tiempo en el cielo y los días son más largos. Lo contrario ocurre en invierno. No solo los días son más cortos porque el Sol alcanza una menor altura sobre el horizonte, sino que también sus rayos inciden con mayor inclinación y calientan menos la superficie terrestre.
Lo importante en un telescopio no son los aumentos
Los fabricantes de telescopios de gama baja tienden a exagerar su poder de magnificación para así aumentar las ventas. Es habitual ver anuncios de telescopios que afirman alcanzar los 700 aumentos. Y esto, además de falso, es totalmente innecesario.
Al empezar en la astronomía, no conviene obsesionarse con los aumentos por dos motivos: En primer lugar, es evidente que cuanto más aumentemos la imagen, más nitidez perderemos. Y en segundo lugar rara vez necesitaremos más de 100x. Solo para la observación en detalle de planetas y algunas estrellas dobles nos interesará usar mayores aumentos (entre 150 y 250x).
Pero, ¿hasta dónde podemos llegar? Existe un consenso general que establece que el máximo de aumentos de un telescopio será aproximadamente el doble de su apertura (medida en milímetros). Por tanto, prácticamente cualquier telescopio llega a unos suficientes 100 o 150 aumentos. Sin embargo, debemos saber que el límite real nos lo marcará nuestra propia atmósfera. Así, rara vez será posible superar los 300x, ya que la atmósfera enturbiará la imagen. O incluso, en noches inestables, difícilmente podremos superar los 200x. Por tanto, no conviene obsesionarse con los aumentos.
Existen 13 constelaciones zodiacales
El horóscopo recoge 12 constelaciones zodiacales. Sin embargo, en realidad son 13 las constelaciones por las que pasa el Sol y que, por tanto, se consideran zodiacales. Pero entonces, ¿por qué todo el mundo cree que son 12?
Antiguamente, los babilonios dividieron el cielo en 12 partes iguales, asociando cada una de estas secciones con una constelación del zodiaco. Fue entonces cuando se decidió no incluir a Ofiuco en esta clasificación, aunque era bien sabido que era también una constelación zodiacal. Sin embargo, establecer 13 zodiacos no encajaba con su calendario, que contaba con 12 meses basados en los ciclos lunares. Por no decir que el número 13 no era signo de buena suerte ya desde entonces…
De esta forma, se crearon 12 signos zodiacales repartidos en sus 12 meses lunares. Pero incluso entonces estos ciclos no coincidían exactamente con la posición del Sol sobre estas constelaciones. Así, el Sol pasaba por Virgo durante 45 días pero solo transitaba Scorpio durante una semana. Y, por supuesto, ignoraron que el Sol también recorría la constelación de Ofiuco durante 18 días al año.
Marte se verá tan grande como la Luna
¿Estamos locos? Si Marte se fuera a ver tan grande como la Luna os aseguro que nos quedaría más bien poco tiempo de vida. Sin embargo este bulo circuló por internet durante muchísimos años y aún hoy se sigue repitiendo todos los veranos. Su origen está en una oposición de Marte muy favorable en 2003, cuando Marte se situó especialmente cerca de la Tierra y se podía ver ligeramente más grande a través del telescopio. ¡¡¡Pero esta distancia era de más de 50 millones de kilómetros!!! En cambio, la Luna se encuentra a “solo” 380.000 kilómetro.
En 2018 volvió a ocurrir una oposición muy favorable y Marte se pudo ver más brillante de lo normal y un poco más grande a través del telescopio. Pero es evidente que a simple vista seguía siendo un puntito rojo.