¡Se ve al revés! – Esta exclamación suele ser bastante habitual entre aquellos que observan por primera vez a través de un telescopio. Efectivamente los telescopios astronómicos invierten la imagen y lo que es arriba aparece abajo y lo que es izquierda aparece a la derecha.
Al tener los telescopios y los oculares lentes convexas para concentrar mejor los rayos de luz éstos toman direcciones diferentes que se cruzan e invierten.
Lo que a priori podría suponer un inconveniente en realidad en astronomía no lo es tanto ya que cuando estamos en el espacio no existe arriba o abajo ni izquierda o derecha, todo depende del punto de vista del observador. No obstante si no nos acostumbramos a este fenómeno y nos dificulta la observación podemos optar por incorporar a nuestro telescopio un erector de imagen, un prisma o una lente que re-invertirá los rayos de luz y nos mostrará una imagen “fiel” a nuestra realidad.
Hay que tener en cuenta que en óptica todo elemento físico que interpongamos en el haz de luz “roba” parte de esa luz por lo tanto afectará tanto a la luminosidad como a la calidad de la imagen final. Por ese motivo los telescopios astronómicos no traen de serie este erector de imagen y lo ideal para disfrutar de una imagen de mayor calidad es tener el mínimo de elementos posibles o que estos sean de la mayor calidad posible. Otra cosa es que esos elementos sirvan para corregir los defectos de la propia óptica tales como el cromatismo (como en el caso de los codiciados tripletes apocromáticos por ejemplo), en cuyo caso puede compensar esa ligera pérdida de luz para obtener una imagen con un color corregido.